Siempre he pensado que cada lugar huele distinto y que cada olor pertence a un lugar. No hay como regresar al lugar amado en la infancia o a aquel lugar dunde empezó el viaje fantástico e inolvidable y decir: "A huevo, así es como me acordaba que olía". O qué bonito es también cuando la mente nos juega limpio y nos pone en la nariz (sin motivo aparente) el olor de un lugar tan bien recordado. Esos son los momentos que me sacan una sonrisa y que me hacen el día.
A seguir oliendo. Quizás un día nos llegue el recuerdo del olor de este momento y entonces sonriamos.